
Con mis abuelos, siempre a carcajadas
Si hay personas que se alegran solo con vernos, son ellos: mis abuelos. Siempre que vamos a comer, su sonrisa es automática. Y yo, por dentro, ya me estoy frotando las manos porque sé que me voy a llevar una alegría doble: una buena comida… y una dosis de amor de la buena.
Esos platos que solo ellos saben hacer. Esa mesa que ya no es solo para comer, sino para reírnos, escuchar historias de cuando eran jóvenes, y que mi hermana y yo nunca nos cansamos de oír. Porque con ellos, todo sabe mejor. Incluso las anécdotas repetidas.
Me encanta pasarme por su casa en esos ratos en los que termino de estudiar antes de lo esperado. Ver realities con mi abuela, películas con mi abuelo, mirar fotos de cuando eran jóvenes y acabar riéndonos como si no hubiera un mañana. Porque si hay algo que me pasa con ellos, es que me río como con nadie más en el mundo.
Aunque, bueno… con mi abuelo discutimos un poco por fútbol. Él es del Real Madrid. Yo del Atleti. ¿Hace falta decir más? 😅
Y cómo olvidar esas Semana Santas diferentes, cuando viajamos a Sevilla y corremos agarradas del brazo para buscar el mejor sitio desde donde ver pasar a la Esperanza de Triana. Mi abuela y yo, entre empujones, sueños y emociones, dando gracias, pidiendo juntas, y compartiendo un momento que no se explica, solo se siente.
También están las vacaciones, los paseos, las sobremesas, las bromas tontas… tantos momentos vividos, y tantos que todavía nos quedan. Porque si algo tengo claro, es que soy muy afortunada. Por tenerlos, por disfrutarlos, por reírme con ellos hasta llorar.
Gracias por tanto, abuelos. Sois mi raíz, mi casa y mi alegría.










